3/1/07

En mi cabeza...


Se me ocurre pensar de vez en cuando en mi, en el mundo, en mi mundo. Qué extraño todo, ¿verdad?. Tan solo estar vivo ya es un absoluto misterio, tan solo poder sentir un beso, un café ardiente quemándonos la lengua, un picante iresistible, el tacto de un papel, el olor de un día lluvioso, el sudor de un día con sol, todo es milagro.

Se me ocurre pensar en lo trascendente de cada existencia, en el individuo universal o su universo individual. En que no puede no haber sentido, en que si no hay sentido, el sentido es el sinsentido, puro zen.

Se me ocurre creer que la magia, la apertura de conciencia, el empeño por no aceptar lo que se impone, que todo esto ayuda a no ser un zombie más, digo yo.

Pero entonces y siempre, aparece la incomodidad por haberme acostumbrado a las listas, al manual de instrucciones que se empeñan en dejarnos como guia de vida en escuelas o familias o circulos cerrados a los que uno debe acomodarse y nunca completar. La incomodidad como enemiga para así llegar a otra forma de entender lo que se vive.

Quizá se trate más de saber fluir y así aceptar la dicha.

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