Mordida
Pues si, ya he tenido mi primera experiencia con la mordida policial, el soborno, vamos.
Una vez acabé, en el momento de volvernos alguien nos llamó desde atrás. Erán 3 o 4 policias y dos vigilantes. Nos acusaron de orinar en la vía pública (cosa cierta) señalando con la linterna un charquito que no se correspondía con el de mi micción. Ellos, de todas maneras, no vieron nada, sólo buscaron algo con lo que acusarnos. Y comenzaron a rebuznar: que si eso no se podía hacer, que si era una sanción administrativa, que si en la constitución no viene tal cosa pero existe, que si que les diéramos algo a los vigilantes porque ellos tendrían que limpiarlo, que si nos podían llevar a la Popular (carcel preventiva), y un largo etcetera de estupideces, amenazas y pequeñas ostigaciones por el estilo.
Yo saqué veinte pesos, lo único que tenía. Toño no llevaba nada. Dijeron que era muy poco. Toño dijo que yo estaba ahí con mi novia. Ellos dijeron que fuera uno de nosotros a pedirle más dinero (tal cual), así que fui.
Karla me dió treinta pesos más, volví, se los enseñe y ellos, aburridos de insistir sin conseguir nada más jugoso, lo aceptaron... Pero me conozco y, frente a este tipo de gente crecida con su absurda autoridad, me obligo, si se puede, inconscientemente a putearles con algo, es inevitable. Así que esta vez, ya que estoy con esto de la magia, lo aproveché, y al darle las monedas de mi mano, que eran unas 7, tres de ellas desaparecieron, o como mínimo no cayeron en su mano, je je. Y así, contentos y también sin las cervezas que bebíamos, volvimos a la fiesta.
Una nueva y única experiencia, algo típico del país vivido en mis carnes, otra escena divertida, interesante y sin mayor problema de mi película.
EL ABUSO POLICIAL EXISTE, SUCEDE A DIARIO EN TODOS LOS LUGARES DEL MUNDO, SE HA DE SABER, SE DEBE DETENER.