Versificando.
Bueno, ya que Die, Diegus o Diego hace comentarios sobre mi poesía, tendré que poner unas de las últimas:
¿Acaso tengo yo la potestad del pseudollamado intelectual
de categorizar y pensar en mis conclusiones como sagradas?
¿Será que al construir yo el mundo puedo escalar paredes hechas
//de aire
aire contaminado?
¿Puede ser que las preguntas sigan siendo no más que absurdos
causados por esto que inventamos y llamamos lenguaje?
Quizá es que nada existe, quizá es que todo está aquí y ahora,
y todo es cada átomo reclamando y gritando
por su derecho a ser reconocido como existente.
Y entonces ¿puedo acaso ponerme a hablar?
entonces, ¿cómo encontrar la belleza artística? si ésta no es
//más que aproximación
a esa belleza suprema que se siente y no se dice
Entonces, ¿por qué buscar el arte y la mejor manera de decir?
Probablemente es la misión sagrada encomendada,
probablemente no nos quede otro remedio que seguir,
siempre con el paso próximo
hacia lo desconocido, agrio, dulce, amargo,
lento y rápido y sobre todo extraño.
Extraño estar vivo, que escribo y me leen,
que me atrevo a escribir (sabiendo lo dicho)
y se atreven (sabiendo lo dicho) a leer o escucharme.
Afortunados por el nihilismo o existencialismo pasados
//de moda y de vuelta
agraciados por vivir el momento
en el que es a nosotros a quienes toca cambiar
Es un canto este a un momento que no existe
aunque sea presente
a un lugar que me he inventado y que muchos visitan
Una casa en medio de Chiapas en donde tengo un árbol de mango
una casa que ahora pierdo con todo y con sus mangos
aún brotando
Una casa que simboliza, que creó algo entre dos
una casa que se habrá de reconstruir en otra parte
si se quiere
si estos dos personajes se quieren.
y por eso hoy quiero la atención del ser que toca
que me toca
Y con él juego y me entretengo
y a otros también me entrego
Pero no, la disposición de ser en ella puede con él
El aguante necesario. Lo que se quiso y se tiene
puede que yo lo sea.
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