6/3/07

Uñas

Desde que tenía unos 13 años he tenido problemas con las uñas de los dedos gordos de mis pies. A esa edad comencé a ir al podólogo porque tenía molestias en las uñas, que se enterraban con ganas en los costados exteriores de mis dedos. Me atendieron un par de podólogos en Alicante durante unos 4 años, algún otro en alguno de mis viajes, en urgencias en París, en el hospital que queda al lado de Notre Damme; en Roma uno que era podólogo de un equipo de futbol de 1ª... y uno en Salamanca, Dr. Basas, reconocido y con hijos también podólogos, una familia podóloga, suficiente para una sit-com.

Este último fue el único que se atrevió a recomendarme una operación (supongo que esto fue por el continuo desgaste de mis uñas tras años de un tratamiento que quizás no fue el correcto, ya que nada se arreglaba excepto a corto plazo, iba una vez cada mes o dos meses a que me repararan, peor que un coche viejo). Obviamente, harto ya de tanta historia y pensando que esa operación podía resolver el problema, decidí someterme a ella. Se trataba nada más de quitarme el lateral de la uña de raíz, de tal manera que no volviera a salir esa parte de la uña y así conseguir que no se clavara más.
La operación fue bien, tras un par de semanas de cicatrización las uñas dejaron de molestar, ya no se clavaron durante unos 3 años, aunque lo que si sucedió fue que, al haber sido mutiladas, el resto de uña en cada pie decidió morir, pero no sin aferrarse fuerte a la nueva uña que se avecinaba. De todas maneras esto no me parecía preocupante, ya que una vez que hubiera salido la nueva uña, la vieja habría sido desplazada y, por tanto, desaparecida.

Ahora estoy en México, y cumpliendo con mi involuntaria tradición, pocas veces rota, de visitar emplazamientos médicos de los lugares por los que paso; me rompí una uña, como comenté en el post anterior. No sólo me rompí la uña del dedo gordo del pie derecho, sino que también me fracture dicho dedo: Todo sucedió rápido, yo estaba trabajando, agarré una de las seis pesas de 5kg que sirven de contrapeso de una grua de cámara y se me resbaló, cayendo justo y de canto en el mencionado dedo. Total, que se rompió la uña y me la tuvieron que quitar, suponiendo esto una inyección de "quasi-mortal" y verdaderamente dolorosa anestesia en mi pie, la sensación fue proxima a la de un cuchillo carnicero rebanando el pie de arriba a abajo, hubieron dos gritos, dos fuertes gritos.

La uña ya no existe, hay una herida que va cicatrizándose, me cambio tres veces al día de gasa, y la muy máldita se queda pegada, lo que provoca algo de dolor cada vez que la cambio. Supongo que llevará su tiempo. En este caso todo el culebrón de la uña derecha queda resuelto, ya no hay uña, ya no hay problema (casi). Crecerá y esperemos que todo acabe bien.

Pero esto no es todo. Resulta que la otra uña, la izquierda, no sé si por compañerismo, por envidia o por simple imitación, decidió actuar a su manera, no se fue, no se cayó ni se golpeó, no fue maltratada, de hecho la había perfilado el día antes, pero parece que no fue suficiente para ella. El Domingo, hace dos días, se enganchó. Salía yo del coche con cuidado de no golpearme y va y se engancha en la puerta... No hizo falta mucha tensión o palanca, con lo debil que estaba el pequeño levantamiento hizo su trabajo, se engancho no sé donde y se levantó... afortunadamente sólo se levantó un poco, no del todo, pero suficiente para tener que vendarlo y cuidarlo también. Así que ahora las dos uñas como hermanas corren una suerte parecida, una ya se fue, la otra prepara su marcha, parece una referencia a La Maison Dieu del tarot.

Por lo demás bien, me alegra ver que situaciones así las asumo tranquilo y paciente aunque me desespere en algunos, pocos, momentos.

No hay comentarios: